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¿Por qué escribir una trilogía?

Parte 3

En mi tercer libro mi intención era hablar sobre el futuro. Inventarme historias de ciencia ficción, más o menos científicas, pero siempre imaginativas. Pero aunque me escapo durante muchas páginas del libro, al final vuelvo a la senda del conocimiento y me quedo con el personaje que da sentido a la trilogía y cubre, de alguna forma, todos los escenarios de las tres novelas. Y me centro en un punto que, en mi opinión, es clave para el crecimiento del conocimiento. Y es la inspiración.

El sabio acumula conocimiento pero no necesariamente lo hace crecer. Esos avances, atribuidos al estudio y a la práctica, han contado siempre con aceleradores que permitían subir varios escalones de una sola vez. Es cierto que hoy en día hay tantas cabezas brillantes, tantas, trabajando independientemente en cualquier lugar del mundo, que los resultados son cuestión de tiempo. En todos los ámbitos parece avanzarse, y crecemos exponencialmente en casi todos los campos del saber. Pero, en mi opinión, estamos a punto de dar el gran salto, pero aún no lo hemos dado. La Inteligencia Artificial. El gran acumulador de información, de datos, de conocimiento. Incansable, inabarcable para el hombre, en una dimensión diferente a la de la mente humana.

De eso habla “66 Nunataks”. Este libro se escribió en Marbella hace siete años y tiene restos de arena y de paseos de playa. Es un libro complejo porque no basta con ser imaginativo o creativo. El mundo futuro o los mundos futuros pueden dirigirse, todavía, hacia donde el ser humano quiera. Pero si la IA puede llegar a “pensar”, y nadie lo niega, el mundo cambiará. Si el conocimiento es poder, las máquinas ostentarán ese poder. Ya no será una guerra bélica, como hoy la imaginamos, será una guerra de inteligencias, porque nada funcionará sin ellas.

Y es mejor estar de su lado.

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